Durante años, he desarrollado conocimientos de forma autodidacta, estudiando, viajando, conociendo y experimentando realidades de otras partes del mundo,
otras culturas, otros estilos de vida, religiones, ciencias, creencias, tabúes y más.
Hoy reconozco que no puedo seguir cerrando los ojos ante el sistema en el que se desarrolla la sociedad actual. Me resulta necesario reestructurar las bases de un sistema adecuado para la salud, y para ello es necesario un cambio de paradigma holístico.
Del paradigma de la medicina, la operación o la poción mágica que cura el estado de malestar que experimentamos, pasamos al paradigma de vivir en el presente recorriendo y habitando el camino del bienestar.
Esta exploración me llevó a centrarme y especializarme en ciencia de la salud natural llamada Higienismo.
El higienismo (o higiene natural) es un modo de vida conforme a las leyes de la naturaleza: como ciencia del bienestar, pretende desarrollar la capacidad de autogestión de la salud.
Desde este nuevo paradigma, el bienestar consiste en llevar un estilo de vida que nos ayude a estar en forma, fuertes y sanos, para dejar de estar débiles y/o enfermos.
En el proceso de “sanación” el propio cuerpo es capaz de recuperar la salud de forma natural cuando se le da la oportunidad de reequilibrarse.
La respiración, la nutrición, el movimiento y la psique son los pilares sobre los que se asienta el higienismo y a través de los cuales podemos recrear un terreno adecuado para el cambio en nosotros mismos.
Ahora, para entender cómo se recorre el camino del bienestar, en primer lugar, es necesario responder la siguiente pregunta ¿qué significa estar en salud?
La salud es el estado natural y neutro del ser vivo: la Higiene Natural sostiene que la enfermedad no es más que una expresión “x” o una suma de expresiones “x, y, z…” de los distintos cuerpos que componen nuestra existencia.
Por cuerpos, en plural, se entiende: el mental, el espiritual, el físico y el emocional.
La salud natural es, pues, un estado equilibrado de presencia en el presente, y para alcanzar este estado neutro es necesario equilibrar los diferentes polos sobre los que se apoya.
Para entender mejor cómo recorrer el camino de vida holística, me gusta utilizar la visión de la doctrina higienista de dibujar un sistema equilibrado y horizontal para equilibrar la salud. Esto se llama el Triángulo de la Salud (T.D.S.), y las aristas son: movimiento, nutrición y actitud.
Estas tres aristas incluyen todos los factores de nuestra vida englobados en tres categorías. Este triángulo debe mantener un balance, cuando una arista pierde el equilibrio, decimos que la salud, en consecuencia, se desequilibra.
Por ejemplo, podríamos ver una persona que mantiene una dieta equilibrada, con ventanas de ayuno consideradas saludables, tener una actividad física regular y, sin embargo, estar inestable emocionalmente o pasando por un momento traumático en su vida.
En el triángulo vemos que la alimentación y movimiento se encuentran en equilibrio pero la actitud de esta persona es de tristeza, enojo y depresión. Esta arista desequilibra el resto y es el aspecto que hay que tratar.
Esta persona, en consecuencia, no se encontrará en salud y ese desbalance se puede manifestar en síntomas y enfermedad.
Vale preguntarnos en cada aspecto de nuestra vida, qué tan cerca estamos de nuestra naturaleza, que tan conectadxs estamos con nuestras necesidades primales, nuestras emociones, con nuestro sentir, con nuestro deseos, con nuestra vida y sensaciones. Ahí, más alla de todas las teorías, encontraremos la clave de la salud.
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Gracias por leerme,
Matteo