El perdón nos libera. Sana nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Perdonar no significa que lo que una persona hizo está bien o mal, sino que nosotrxs decidimos perdonar como un regalo hacia nosotrxs mismxs.
Consume un montón de energía tener a alguien afuera de nuestros corazones. A veces esa persona que no podemos perdonar somos nosotrxs mismxs.
Perdonar significa no permitir que algo del pasado nos siga afectando negativamente en el presente.
El perdón viene del corazón, mueve la energía del cuarto chakra, Anahata, que es la puerta de entrada al corazón.
El perdón es medicina. Tiene un efecto positivo en el corazón ya que lo abre, dejando que la apreciación se apodere de nosotrxs. Por otro lado, el resentimiento tiene un efecto negativo en el corazón, ya que lo cierra.
Para llegar al perdón, primero debemos trabajar en el dolor causado por la situación o persona. Entonces, no significa que lo que nos paso estuvo bien, simplemente que no vamos a dejar que esa experiencia nos afecte negativamente. Es algo que hacemos, por nosotrxs mismxs.
El verdadero perdón nos afecta desde nuestro centro. Nos cambia el cuerpo, es una experiencia de gracia, de divinidad.
En el proceso de sanación siempre tenemos que habilitar la acción de soltar, renunciando a cualquier concepto de querer tener el control.
Así comenzamos a vivir con más liviandad, liberándonos de cargas del pasado, con el corazón abierto.